Dentro del Festival de Arte Urbano «Artlon» en Rheinberg, este mural fue un encargo personal del dueño de Scharf Kochen, empresa de vinos y cuchillos de máxima calidad. Su gusto por la elegancia y el arte clásico nos llevó a una reinterpretación de San Miguel, interviniendo con pan de oro y emplasteciendo zonas con yeso.